No tuve que esperar a que me lo contaran “las hojas sobre la acera, el viento tras las banderas o la puesta de sol” porque yo misma no resistí el hechizo y salí a confirmar que, antes de estar sobre la acera, las hojas han estado colgadas de los árboles en donde crecieron tornándose rojas, naranjas o amarillas, de donde se desprendieron para hacer creer que llegaba el otoño mientras, desde arriba, en silencio, vigilaban el paso del viento y se aseguraban un lugar privilegiado para ver la puesta del sol.
Tramonto, que en verano incendia el cielo hasta las nueve cuando le llega la hora de apagarse. Tramonto, que despide lentamente la jornada mientras van arribando las sombras que invitan a recogerse, a desprenderse del día que tanto nos ha regalado; al tiempo que las aguas del lago Trasimeno se beben con fuerza las últimas siluetas que se atreven a flotar con delicadeza antes de desaparecer con el paso de la noche.
Hojas, viento y tramonti que confirman que no todo es un error. Que confirman que venir al encuentro de aquello que no conocía se convirtió en un juego en el que juntando las letras se crearon las palabras para expresar lo que siente el alma; que hay placer descubriendo como armar los rompecabezas que se esconden y entrecruzan en los recuerdos diarios, que es necesaria la contemplación, que hay que buscar en el viento las partituras de la música que nos embarga, que hay que descubrir el aroma del tiempo y atraparlo para poder asirse a él cuando los recuerdos toman distancia.
Tengo ganas de mentirte, de decirte que a mí no me afana el tiempo, pero no es cierto. Todavía hay tanto por mirar, tanto por descubrir, tanto por soñar.
Qué alegría despertarse, y encontrarse con un fragmento, que siempre te hace soñar. 👏👏😋😋
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Me gusta mucho como entrelazas las palabras de la posible realidad con los sueños. Cada día mejor
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El sol, el astro rey que para muchas civilizaciones ha sido el dios mayor, el que a veces maldecimos cuando nos calienta demasiado pero que es la vida. El alma también se alimenta de él?, entonces los esquimales la tendrían raquítica, pero lo que sí es verdad es que este mundo es maravilloso.
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Ganas de conocer lo que me perdí en 2019. Soñando con estar ahí. Hermoso texto.
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Buenos recuerdos del Lago Trasimeno y la maravillosa compañía de ese atardecer otoñal de 2019. Un abrazo María.
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De acuerdo. Falta tanto para ver y el otoño nos recuerda el paso inexorable del tiempo
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