En lo más profundo de la noche las palabras, agolpadas en mi mente, se desafían y compiten aventurándose por tener sentido cuando afloren. Por ahora solo me llega un recuerdo: es la primavera del 87, irrumpes en mi vida y yo, primípara aún en el oficio de ser madre, miro todos los rincones de tu cuerpo. Me asalta el deseo de escribir. No lo logro, pienso que la poesía me ha quedado grande. Desde ese día te quedé debiendo un verso. Sé que te acuné en mis brazos entre el miedo y la falta de experiencia. Éramos dos empezando casi de cero: tú, ávida de un espacio en el planeta; yo, aprendiendo por segunda vez a ser madre.
¡Que no me juegue una mala pasada la memoria! Solo pretendo resucitar algunos recuerdos. Ya perdí la cuenta de las veces en que, con la pluma entre los dedos, lo volví a intentar y mientras mis ideas desordenadas quedaban a medias en mi mente: tú, comenzabas a dibujar en las hojas de tu vida y yo, te seguía debiendo un verso.
Tus medias palabras están grabadas en la profundidad a la que solo se puede llegar con el corazón. Hice tantas promesas que no pude cumplir.
Me veo corriendo al lado tuyo empeñada en alcanzar eso que, sin saber lo que era, resultó ser el lugar a donde debería llegar contigo, para después soltarte. Hoy ya he dejado de correr. Apenas puedo ver que, aunque muchas veces me perdí en la carrera, me retrasé o desvié el camino, tú seguiste corriendo. Mi vida tiembla cuando me miro en tus ojos. No necesito que lleguen a mis manos más milagros.
No he aprendido una manera de decir con palabras lo que, sin ellas, está escrito en el alma. Tal vez tampoco he aprendido cómo se abraza desde la distancia para que sientas mi presencia a tu lado, pero he seguido trabajando para lograr que el murmullo de mis pensamientos se escuche en tu corazón.
Te quedé debiendo un verso, lo sé. No supe ponerle rima al sentimiento, pero como el amor infinito puede hacer realidad lo imposible, en este momento, ese amor infinito le da la voz a mi silencio. Escucha allí los versos que no te he dado, encuentra los momentos que hemos disfrutado coincidiendo. Yo, por mi parte, seguiré intentando escribir las palabras que no llegaron ni a dónde quedó dormida tu niñez, ni a las puertas de la juventud que vas cerrando. Te aseguro que cuando logre rebatir la idea de que la poesía me ha quedado grande lo versos correrán hasta alcanzarte, porque no quiero vivir debiéndote un verso.
Estoy segura que tus versos de madre, dejarán una huella imborrable en los corazones de todos tus hijos, qué hermosura de regalo para el día de hoy, una fecha llena de la bendición de Dios. Divinooo Maria T. 🙏🏻🥰👏
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Escribir es tu esencia desde hace rato y la calidad de madre te da más derecho a hacerlo. Deja que brote todo lo que has tenido guardado y exprésalo, que el mundo necesita conocerte
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Hermoso verso a tu hija, que bellas palabras en este día tan especial, los hijos son nuestras sombras siempren, llenas de amor y esperanza.
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Llegó la hora de ese verso., nunca es tarde, y que mas hermoso momento que este, cuando el amor es el sentimiento que inunda los corazones
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Así como nuestras lágrimas mas sagradas nunca asoman a nuestros ojos, nuestros sentimientos mas sagrados jamás se convierten en palabras…. Tal vez sea lo que te pasa
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Me gusta mucho como estás manejando el lenguaje para hablar de un sentimiento tan profundo. El término justo
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Madrecilla te adoro. Sabes lo importante que fue para mí levantarme en un día tan especial y encontrar lo que habías escrito.
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Y yo te debía un comentario. …. Jaja
Creo que no debes nada; en cada uno de tus innumerables actos de amor maternal hay poesía! La hay por Don de Dios en toda madre. Un abrazo Maria T.
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