Me observo en el espejo en las mañanas. La imagen no coincide con otra que acabo de tener de mí cuando, antes de levantarme, cierro los ojos y veo mi interior.
La imagen del espejo no es la que quiero tener de mí, no es la que construyo en mi mente, no es en la que se convierte mi ilusión cuando me miento. El espejo no me miente, acentúa mis arrugas, muestra el brillo de mis canas y ahora último le ha dado porque cuando abro la boca, frente a él, me deja entrar hasta lo más recóndito de mi ser, devolviéndome mi yo escondido, con el que a veces no sé que hacer. Esto se repite a diario. Hay días en que eso que soy o aquello que no soy me martiriza y se vuelve un desatino y entonces… entonces no quiero quedarme con la imagen del espejo.
Algunas veces, cuando cierro los ojos antes de levantarme, me doy la orden de no pensar en nada para no confundirme. Otros días, si no estoy de ánimo para soportar el desasosiego, debo esconderme de mí misma y me sitúo de espaldas al espejo. La verdad no estoy como para hacerme mala sangre, así que he comenzado a pensar en soluciones. Creo que ya lo tengo resuelto, a partir de mañana no seguiré martirizándome porque hoy… hoy quebraré el espejo.
Buenísimo me encantó el escrito EL ESPEJO. Es la vida misma. Gracias
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Mi querida cuñis … tienes la valentía de mirar de frente la vida y reconocerte en las buenas y en aquellas que representan un reto para ti y para tod@s…
definitivamente vas mucho más allá del espejo y nos invitas a cambiar la forma como nos miramos por dentro!
un gran abrazo y gracias por el empujoncito ♡
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Solo mirémonos en el espejo del alma que nos muestra nuestro verdadero e infinito ser
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